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Hablar de nobleza en España puede generar tanta admiración como detractores, pero, lo cierto es que la aristocracia siempre ha tenido un papel destacado en la sociedad, de la misma manera que los reyes, los artistas o los intelectuales, grupos, estos últimos, entre los que también ha habido muchos nobles. A pesar de que, a día de hoy, no existe una vinculación tan estrecha entre aristocracia y realeza, lo cierto es que en el pasado prácticamente no se entendía una sin la otra. Y aunque ahora el papel de la aristocracia sea meramente social, sigue generando curiosidad. Los nobles han pasado, en muchos casos, de ser protagonistas de la crónica histórica a serlo de la vida social.
El Rey Juan Carlos con la Reina Isabel. / Gtres
Ahora, gracias a los dos nuevos libros de Amadeo-Martín Rey y Cabieses y Romualdo Izquierdo ahora podemos conocer aspectos que hasta ahora eran ajenos para la gran mayoría de las personas. El primero de ellos ha presentado el libro Anécdotas de la nobleza española, mientras que el segundo ha centrado su trabajo en la figura de Carlos y Fernando Falcó, de quienes habla como los últimos aristócratas.
Este digital ha podido hablar en exclusiva con ambos sobre estos nuevos trabajos que nos permiten tener un conocimiento más amplio sobre la nobleza en nuestro país, no solo desde una perspectiva histórica, sino también, poniendo el foco en la actualidad.
La nobleza española en anécdotas poco conocidas
Adentrarse en los vericuetos de la nobleza, con sus múltiples facetas y aristas, con sus intrincados árboles genealógicos, a través de innumerables hechos que han jalonado la historia de España y del mundo, no es tarea fácil. Mucho menos si queremos hacerlo de una manera amena, que es precisamente lo que ha hecho Amadeo-Martín Rey y Cabieses nos propone en Anécdotas de la nobleza española. Un agradable paseo centrado en la aristocracia contado de una manera sencilla y relajada, desde la perspectiva de alguien que conoce muy bien a la aristocracia y sus entresijos. Un libro repleto de anécdotas contadas por sus protagonistas, en un recorrido por el pasado y, también, el presente.
A pesar de que en la actualidad el papel de la nobleza es mucho menor que en el pasado, el autor confirma que “la nobleza como valor moral existirá siempre”, con su obligación de tener un comportamiento ejemplar y que está destinada a seguir existiendo, ajena a lo que tenga que ver con la monarquía. De hecho, según apunta el autor, “incluso en el caso de que en España se instaurara una república, la desaparición de los títulos nobiliarios no resultaría obligatoria.” Es por esto que es necesario recalcar que monarquía y títulos nobiliarios no son algo inseparable. “Ha habido repúblicas, como la de San Marino o la de Génova, donde se concedían títulos nobiliarios”, asegura el escritor, que recalca que “la aristocracia no tiene nada que ver con la monarquía, de tal modo que la primera puede existir y existe, sin la segunda, en muchos países.”
El Rey Juan Carlos en una imagen de archivo / Gtres
A este respecto, hace una clara distinción entre aristocracia y nobleza. “La aristocracia, entendida en el sentido platónico y aristotélico del término, está constituida por las personas que destacan por su sabiduría y virtud, por su experiencia y excelencia en múltiples campos, e incluso por aquellas que ostentan el poder político o económico. Muchos asimilan aristocracia a nobleza pero eso no es exacto. No todos los aristócratas pertenecen a la nobleza, aunque -seguramente- tendrían méritos para ser aceptados en ella o recibir un título nobiliario”, comenta el autor.
En la sociedad actual, los nobles no tienen privilegios especiales, pero sí que se espera de ellos que sirvan como ejemplo para el resto de la sociedad: “El papel ejemplificador es un deber para el noble, titulado o no. Dentro de ese papel la ayuda a los demás, especialmente a los más necesitados, el apoyo a la formación y desarrollo de las personas, el mecenazgo cultural,… son deberes que la nobleza -cada uno dentro de sus posibilidades- tiene que llevar a cabo. La nobleza carece hoy por hoy de privilegios o de especiales derechos. Pero sí conserva una serie de deberes que, lejos ya del papel cortesano o guerrero de antaño, se acerca más a liderar o apoyar causas humanitarias y culturales”, comenta Amadeo Martín-Rey y Cabieses.
La marcha del Rey Juan Carlos en el verano de 2020 y su reciente regreso hace unas semanas ha generado división de opiniones, de hecho, mientras que un sector de la población considera injusto que no pueda establecerse de nuevo en España, otros abogan por su exilio permanente. En este sentido, el autor considera que hay muchas personas que se han olvidado de todo lo que el padre de Felipe VI ha hecho por España: “A mi juicio, el tiempo pondrá todo y a todos en su sitio. Muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras por ciertas actuaciones de don Juan Carlos cometen la injusticia de olvidar el enorme, el inconmensurable beneficio en progreso y libertad que su reinado trajo a España. Todos tenemos errores, pero la actuación de una persona se debe valorar en su conjunto”, comenta el autor, que espera que cuando el padre de Felipe VI fallezca, la sociedad tome conciencia de que “la libertad con la que ahora hablan y publican mil críticas a su persona se la deben en gran parte a su figura y a su reinado”, sentencia.
Sobre Felipe VI, considera que “es un Rey cabal, reflexivo, trabajador y muy preparado, muy responsable y que, fruto de su sereno juicio, ha llevado a la monarquía de nuevo a altas cotas de aceptación nacional, hasta el punto de que, hoy en día, sólo algunos grupos se plantean un cambio de forma de Estado”, asegura.
Felipe VI como miembro de la Jarretera / Gtres
A pesar de que la nobleza y la monarquía no tienen por qué ir de la mano, Martín-Rey apunta a que “la nobleza titulada puede hacer mucho para fortalecer la imagen de la Corona. No debe olvidar que sus títulos se los deben a los Reyes que se los concedieron y cuya condición hereditaria tiene por objeto perpetuar la memoria de los hechos que los causaron, por lo que se le debería pedir que actúe demostrando ese agradecimiento con acciones útiles y concretas”, sentencia el autor, que recalca además, que uno de los objetivos principales de este libro es “romper con tópicos y mitos acerca de la realidad y características de la nobleza titulada, dejando atrás lugares comunes y críticas facilonas y desinformadas.”
La reciente tragedia del conde de Atarés ha puesto en el ojo del huracán a la nobleza. Sobre este tema, el escritor explica que pudo conocer al Conde desde hacía muchos años, aunque hacía tiempo que no lo veía: “Debo decir que esta desgracia me ha impactado notablemente. Imagino que la mejor iniciativa ahora es dejar que actúe la justicia, y procurar que su hija salga adelante tras la tragedia de haber perdido así a sus padres.”
Los Falcó: los últimos caballeros
Las vidas de Carlos y Fernando Falcó, el marqués de Griñón y el marqués de Cubas, transcurrieron paralelas a la de un país que ya es historia. Hijos de grandes de España, la máxima distinción entre la nobleza, sus biografías permiten hacer una radiografía nítida de lo que ha sido y ha significado la aristocracia en el último siglo.
A pesar de que en las últimas décadas las figuras de Carlos y Fernando Falcó han estado en el centro de la sociedad española, lo cierto es que no fue hasta los años setenta cuando dejaron de ser Carlos y Fernando Montellano, para convertirse en el marqués de Griñón y el marqués de Cubas. Su linaje, su exquisita educación y sus ajetreadas relaciones les convirtieron en personajes únicos de la crónica social hasta su muerte en 2020, con apenas siete meses de diferencia. Ahora, en Los Falcó, Romualdo Izquierdo recorre su vida de novela.
El autor revela a este digital que, tras la muerte de ambos aristócratas, fue la editorial la que le encargó este proyecto: “No solo habían sido dos grandes personajes de la vida social, sino que, a través de su vida se podía hacer también una radiografía bastante nítida de lo que ha sido y ha significado la aristocracia en España en el último siglo”, explica Romualdo Izquierdo, que añade que la faceta más personal de ambos generaba una especial curiosidad. “Fueron grandes vividores, disfrutaron al máximo y me atrevería a decir que hasta el último aliento. Y lo hacían sin ningún tipo de complejos”, apunta el autor, que recalca que lo que más se puede aprender de ambos es lo importante que es vivir siempre sin pedir permiso.
Carlos Martínez de Irujo y Fernando Falcó / Gtres
Para Romualdo Izquierdo, lo más complicado ha sido “el salto que he tenido que dar desde el relato periodístico al propio de una novela”. Sin embargo, comenta que ha disfrutado mucho con todo el proceso. Es más, lo que más le ha sorprendido de ambos es “la capacidad que han tenido para vivir sin complejos en una España que ya es historia y cómo a pesar de las humillaciones que pudieron sufrir en algún momento por parte de alguna de las mujeres que pasaron por su vida, nunca, jamás, hablaron mal de ninguna de ellas. Y ellas, por supuesto, tampoco lo han hecho sobre ellos. Esto sí que es de verdaderos caballeros en estos tiempos que corren”, recalca el autor.
El escritor y periodista está convencido de que ya no existen aristócratas como ellos: “Fueron únicos y con ellos se rompió el molde. Por supuesto que no eran los últimos aristócratas. España lidera a nivel internacional el ranking de país con mayor número de aristócratas por millón de habitantes. Pero ninguno de ellos, salvo la duquesa de Alba, ha tenido nunca la proyección popular del marqués de Griñón y del marqués de Cubas”, aclara.
Romualdo Izquierdo considera que, a día de hoy, nadie puede ocupar su espacio socialmente. Otra cuestión es la faceta más personal, donde Álvaro Falcó es el heredero del marqués de Cunas, mientras que en lo que respecta a Griñón, Tamara Falcó es la que más proyección social tiene: “Manuel y Xandra, los hijos mayores, siempre rehuyeron de tener un papel protagonista socialmente. En este sentido, Tamara, es cierto, sí que es la heredera natural de su padre, el marqués de Griñón. Conoce su tirón popular y lo explota”, asegura.
La relación entre los dos aristócratas -especialmente de Fernando- con el Rey Juan Carlos siempre fue muy estrecha, por este motivo, la muerte de ambos en 2020 con apenas unos meses de diferencia, fue un duro golpe para el padre de Felipe VI, aunque se desconoce cómo le pudo afectar: “No tengo información concreta al respecto, pero no podemos olvidar que los dos hermanos eran amigos del rey emérito desde niños. De hecho, la trayectoria personal de Carlos y de Fernando Falcó no se puede entender sin la relación que mantenían con el monarca. Y aunque cuando fue proclamado Rey en 1975 la relación cambió, seguían viéndose siempre que podían”, explica Romualdo Izquierdo.
Al igual que lo que comenta Amadeo-Martín Rey y Cabieses, el autor descarta que la nobleza vaya a desaparecer: “No creo que exista ese riesgo, al contrario. Aunque socialmente hoy no tenga ningún valor ser duque, conde o marqués, la realidad es que los títulos nobiliarios siguen interesando, ¡y mucho! De hecho, se continúa litigando en los juzgados por ellos. Hay familias destrozadas por estas luchas, además”, apunta el autor.
De la misma manera, recalca que la aristocracia puede vivir sin la monarquía, es más,nuestro país es un magnífico ejemplo de ello. “Puede no haber monarquía y, sin embargo, la aristocracia ocupa un lugar preponderante en el escalafón social. Es lo que ocurrió durante los casi 40 años de dictadura. Franco no solo rehabilitó la antigua legislación nobiliaria derogada durante la II República, sino que también facilitó el desarrollo económico de la aristocracia y hasta se arrogó el derecho de conceder títulos nobiliarios”, comenta Romualdo Izquierdo.